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Gracias a los misterios

​Gracias, mil gracias Nestor. Me enseñaste a ver las cosas desde todas las aristas posibles, a analizar cada situación dependiendo de su contexto, causas y efectos, me enseñaste que la racionalidad también se equivoca, y con esto me volví mejor persona, tolerante ante la diferencia, amante de la cultura y sobre todo investigador de la historia. Hay muchos que te apoyan, somos muchos que vayas a donde vayas en tu recorrido periodístico te vamos a seguir. Escuché tu entrevista en la W, y comparto tu consternación. Desde que tenía 15 años hasta ahora que tengo 22 me llené de historias sin fin, de noches llenas de buenos días, del misterio por saber que se encuentra debajo de la gran Esfinge, luego de atravesar impensables trampas y laberintos. Un abrazo, y ¡qué nunca más maten la cultura y el arte! 

 

Así le acabo de agradecerle a Nestor Armando Alzate, director del Programa Enigmas del mundo, de Caracol Radio. No es exagerado. Se convirtió en un rincón nocturno donde podía encontrar lo que muy pocos ofrecen y tan solo con prender un radio. Era un gran programa. Su forma de conducirlo y su uso tan divertido (formal pero con la locura paisa ) lo evantaba a uno de la cama (en mi caso) y lo llevaba al frio del desierto de Tungusca en Rusia, a la fría Londres y aquel personaje extraño que merodeaba el parlamento en el siglo XIX (de un programa hace como 4 años que nunca se me olvida), luego pasaba uno por la isla hermética donde llevaron al judío Dreyfus , pasando por Japón en plena guerra mundial, con los espías Alemanes. Sentía luego uno que caminaba por las lineas  de Nazca  sintiendo la energía tan tenaz, y al final encontraba uno una de las piedras de Ica y el candelabro de Pizco, pero no le creían a uno que eran auténticas. Luego, él lo llevaba a uno al río de la plata para de repente encontrarnos con una cruz católica de hace ¡¡10 siglos!! (mucho antes de que se hicieran famosos los templarios por el Código Da Vinci , supe de ellos gracias a este señor).

 

Subía después uno a Guatemala y encontraba una calavera de cristal que desprendía rayos de múltiples colores, y uno se preguntaba porque  los mayas no utilizaron la rueda, si sabían el uso del 0, caminaba uno al lado de una de sus pirámides, entraba uno al gran salón donde estaba el astronauta de Palenque, y locamente caía uno en un hueco deslizador, dentro de la tierra, caminaba uno por tierras inhóspitas para salir, 2 horas más tarde, ¡muy cerca al Machu Pichu!  en Perú!

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Pasaban 8 días extrañamente uno se encontraba en la parte trasera de un auto, viajando en una autopista del sur de U.S.A, en compañía de Betty y Barney Hill, extrañados porque habían perdido 5 horas de su viaje vuelta a casa. En el momento que uno iniciaba conversación con ellos, nos cerraba una camioneta de donde bajaban los hombres de negro (no los de las películas, no) pero Nestor, ingeniosamente, nos salvaba de un mortal interrogatorio. Llegaba uno a ser copiloto de uno de los aviones del famoso vuelo 19 en 1945, escuchando al piloto temblorosamente hablando de paisajes extraños, diciendo: "Oh Dios, es muy raro, no sé que es, nos perdemos" para quedar en un silencio eterno .


Caminaba uno al lado de Stonehenge, mirando uno con curiosidad inscripciones masonas. Llegaba después de mucho viaje a la Isla de Pascua, cuyas estatuas cambian de cara según el tiempo del año. Decía él que debíamos partir para el Mar muerto para darnos cuenta de su carga electromagnética, y así saber como todo lo anterior tiene relación. Enseguida, él le daba la mano de uno a Weisshupt, o algo así, el primer Illuminati, que sin dudarlo deja ver sus supuestos ideales de fraternidad y hermandad humana, pero guardándose los planos para el nuevo orden mundial.

 

Con toda una carga de destrucción y muerte, decidíamos hacer el último y más grande viaje, allá, a donde se sabe la distancia del sol a la tierra con solo hacer cálculos con su pirámide, la de Kheops. Egipto. Llegábamos, en la noche, como cuando llegó Napoleón, y por un pasadizo nunca visto hace 4000 años entraba uno al interior de la Esfinge, la gran Esfinge. Nos advertía el cuidado, y en medio de un poco de tristeza pero mucha seguridad nos decía que no todos llegaríamos al final. Laberintos, minotauros griegos, trampas, plagas, falsos pasadizos sin salida nunca jamás, flechas que se desplegaban al pisar mal, pero sobre
todo, toda la historia de la humanidad grabada en las paredes. Luego, de todos, llegaba  uno solo, ni el mismo Nestor podía llegar. Llegaba uno solo, lo que viera uno en la gran sala de grandes papiros nadie lo creería, por lo que cualquier cosa será producto de mi imaginación. Papiros, miles de papiros, y aunque nunca supe como saludar ese día, podía leer los jeroglíficos. Abrí el gran libro, allí, en ese libro, vi como la única salida a lo que
Nestor nos evidenciaba en las profecías de los papas, de Nostradamus y de Rasputin y su vida casi inmortal, la única salida era el arte, la cultura, los libros, el respeto, el amor por un Jesús que muy posiblemente murió de viejo, al lado de Judas y de María Magdalena, lleno de hijos, el respeto y estudio de la historia. En la parte final del libro aparecía la fecha, la gran fecha, según la interpreté yo, apunta a diciembre de 2012, pero que más
da, puede ser mañana, al fin y al cabo soy humano, pude haberme equivocado. Cerraba el libro, y abría los ojos en la mañana del lunes.

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Juan Merchan

Mayo 2009

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