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2084

2084 – LA MUDEZ DE LA PALABRA ES LA EXPRESIÓN DE LOS PENSAMIENTOS

 

 

Una utopía desde lo lingüístico

El Lenguaje es la capacidad humana innata para producir un número infinito de oraciones y segmentos por medio del uso de un número finito de elementos. La Lengua es el código que el ser humano utiliza, por medio de la capacidad de lenguaje, para lograr comunicar e interpretar el mundo. Sumario de la definición de Lenguaje y lengua de Chomsky.


Es julio de 2084. La población mundial es de tan solo 1000 millones y se observa una gran nave surcando los cielos despejados del verano en la nueva América, en su capital, Caracas. La nave aterriza en el Centro Unitario de Transporte y varios cientos de personas acuden masivamente al lugar para dar una gran bienvenida al equipo de lingüistas que después de un viaje de 2 horas desde Nueva Delhi han finalmente arribado para calmar la expectativa de todos. Rápidamente se abre la parte baja de la nave y en una plataforma circular que al bajar refleja la fuerte luz al interior de la nave, descienden todos los lingüistas miembros y la Gran Junta de Administración de la Nueva América se acerca para dirigirse a las cientos de cabezas ansiosas de escuchar de manos oficiales la gran noticia. Todos sin distinción de raza o pensamiento en la Nueva América y en el resto de comunidades saben que la era de la comunicación humana ha llegado a su nivel más alto de evolución.

Este grupo de lingüistas y psicólogos del lenguaje conformado por más de 800 expertos y estudiosos  a lo largo del planeta han logrado quizá el avance más grande en la historia de la humanidad. Aunque ahora se conoce que desde muchos siglos atrás (siglo XVII) esta práctica fue llevada a cabo satisfactoriamente por varios misteriosos y ocultos personajes, es claro que nunca se descubrió nada de su origen y funcionamiento solo hasta ahora, y tampoco se había puesto al servicio de la gran y ansiosa mayoría de la población.

Nunca más se escuchará el ruido incesante y molesto del parloteo de las mujeres, dice uno de los miembros de la Gran Junta de Administración.

Es cierto. Luego de más de 30 años de estudio constante, agotador y muchas veces infructuoso, la ahora socialista humanidad ha descubierto el secreto que se esconde tras la muchas veces ignorada y criticada práctica de la Telepatía. Cuando la investigación recién iniciaba y la gloriosa revolución hasta ahora empezaba a afianzarse, un numeroso grupo de ciudadanos de Lima, la segunda ciudad más grande del país, conformó un grupo de apoyo al servicio de los investigadores. Posteriormente se le unieron miembros de todo el país y del resto de comunidades (en el mundo existen 4 comunidades: La Nueva América, la unión Europea, la Unión asiática, conformada por la antigua Asía y Oceanía, y El Gran Nilo, agrupando a la llamada alguna vez África). La mejor forma que los investigadores encontraron para retribuir el apoyo de estos incondicionales ciudadanos fue el usarlos directamente en la investigación. Varios de ellos se convirtieron en parte del equipo investigador que hoy visita Caracas.

En términos generales, lo que los expertos acertadamente descubrieron es la forma en que opera la comunicación telepática. En una entrevista multimediodifundida, Belinda Cuasialpud[1] la jefe de investigación neuropsicológica explicó que después de trabajar con muchas personas en diferentes e inusuales contextos bajo un constante presión mental se logró que estos lograran comunicarse telepáticamente con otros sujetos a distancias tan largas como 3000 kilómetros. Por medio de esto se logró establecer las áreas específicas del cerebro encargadas de emitir las ondas radiales de contenido semántico y asimismo las áreas encargadas de recibir esta señal. No se ha decidido aún que nombre adjudicarle a estas dos áreas.

Entre los otros detalles que se encontraron en la investigación es que cada ser humano (a menos de que este sufra de una patología del lenguaje) posee estas dos zonas y que estas se desarrollan al mismo tiempo que lo hacen las comunes áreas del lenguaje, en el séptimo mes de gestación. El saber esto en realidad no serviría de mucho sino fuera por el segundo contenido de los resultados. El grupo investigador logró, a partir del conocimiento de estas áreas, desarrollar una serie de ejercicios terapéuticos, acompañados por una dosis regular de estimulantes químicos que permitieron a los sujetos hacer uso de su capacidad telepática. Esta es la grandeza del hallazgo. La capacidad ahora masiva de desarrollar este potencial.

“Es quizá el descubrimiento científico, en relación a la fisiología del ser humano, más importante que todo el planeta haya conocido” afirma con voz histriónica el vocero de la Gran Junta de Administración que ahora cede su espacio al vocero de la comunidad, representante de la crítica a la junta. “Sin embargo y a pesar del evidente asombro que este hallazgo pueda generar, seguimos cautelosos frente a los resultados que su masificación pueda traer en los futuros años. No hay que olvidar que hemos llegado a un nivel ideal de sociedad por medio del uso de lenguaje que heredamos de nuestros ancestros y no es preciso poner en juego nuestro tan luchado bienestar”

Uno a uno y sin ningún tipo de restricciones, cada uno de los asistentes a esta reunión de información participa del agrado general que esta noticia ha producido y públicamente agradece a la Gran Revolución, a la Junta, a la crítica, y a la mayoría de la población del mundo. Al finalizar la reunión, el grupo de investigadores y los miembros de la junta se dirigen a un gran banquete nocturno en medio de la comunidad para celebrar su logro.

A medida que los asistentes recorren las calles para buscar un lugar para comer, y mientras otros se unen al banquete, Eros se dirige hacia su apartamento comunal. Una mezcla de alegría y de pesimismo convierte sus pensamientos en un confuso recorrido de altos y bajos. No puede creer la noticia, es la solución para sus problemas, para su gran problema. Quizá me suceda lo mismo, y no me sirva para nada, pensó mientras toma uno de los autobuses comunales que en 5 minutos recorrerá los 250 kilómetros que lo distancian de su casa.

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Han pasado tan solo dos meses desde que el anuncio oficial sobre la posibilidad de práctica de la Telepatía fue difundido y ya se cuentan por miles las personas que se están acostumbrando a usar las áreas de su cerebro antes obsoletas. Eros ya ha estado constantemente practicando sus ejercicios, pero la fase final del proceso, donde se hace necesaria la presencia de otro sujeto, no la ha podido llevar a cabo. Tiene temor a la decepción, tiene temor a la burla, pero en especial tiene temor de seguir en su estado, temor de morir sin poder decir lo que siente por Epifanía. Su mudez se hace ahora insoportable.

Según su madre, Eros alcanzó a musitar algunos monosílabos a muy corta edad. El proceso de adquisición del lenguaje llevaba su curso, el curso normal, como luego lo aprendió el mismo Eros. Todo acabó, o mejor, tomó otro curso, el curso inusual, cuando a la edad de 2 años Eros presenció la llegada de la fuerza contrarrevolucionaria a su ciudad, Bogotá, y la lucha sangrienta contra todos los simpatizantes de la revolución, de los cuales él, su madre y otros pocos afortunados ahora desgraciados habían salido a tiempo de la ciudad para evitar su muerte. Eros no volvió a hablar, solo seguía noblemente cada orden estricta de su madre para poder sobrevivir. El no recuerda esta parte de su vida, o quizá la borró de su historial, debido a que el rojo de la sangre presenciada atosigaba su garganta y  le impedía ver su vida futura, su vida sin palabras.

Andrés ha tocado la puerta y como si fuera el primer día de escuela, Eros baja cada escalón de la casa comunal como si al otro lado de esa puerta  plástica estuviera el paraíso donde su madre le había dicho que había ido. El saludo por parte de Eros tenía más la intención de impedir la entrada de Andrés, quien sin embargo sabía el porque estaba allí, y el tipo de favor que iba a prestar.

Después de más de una hora de pensarlo Eros decide retomar la parte final del entrenamiento y ver si su vida es susceptible al cambio que espera. Andrés se ubica en la planta baja de la casa comunal, donde se ubican los comedores comunales, vacíos a esa hora de la noche. Eros permanece en el octavo nivel, en su cama, pulsando clicks en el computador personal mientras lee el instructivo que gratuitamente el grupo de investigación ha difundido a través de la Gran Red Virtual. Eros le comunica por correo personal a Andrés que va a empezar con su entrenamiento. Le pide que su mente este vacía, que piense poco, que le ayude. Con cautela Eros inicia cerrando sus ojos, empieza a imaginarse el tema de la oración que quiere comunicar. Imagina muchas cosas, pero es claro que no haya nada más en sus pensamientos que el hecho de querer que el mundo conozca el atormentado amor que Epifanía le provoca. La imagina, desnuda, sin su correo personal ni su brazalete de localización, la imagina completa, parte por parte hasta sus ojos a donde quiere siempre mirar y luego dirige su mirada imaginativa a su oído izquierdo, a ese pequeño lóbulo que le gustaría tocar con su lengua. Quiere entrar en ese oído, quiere dejarla sorda con un Te Amo resonante para que así sea ahora solo suya y que no pueda escuchar los Te Amo de los demás.

Sin embargo, tiene miedo de entrar, ese oscuro orificio lleno de miedos y frustraciones, de sangre y venganza anti-socialista, de miedo al arte y a la perfección, miedo a ser un mudo telepático. Ya lleva más de una hora con sus ojos cerrados y el atravesar ese oscuro pasaje lo puede tener toda su vida así. De pronto, se deja llevar, su mente se dirige lentamente desde la mirada de perfil de Epifanía hacía su oído, entraré y será todo tan normal que despertaré en su mundo de mudez, pensó. A medida que se acerca recuerda lo que decían aquel día de verano en el Centro Unitario de Transporte. Recordaba el lóbulo izquierdo donde decían se encontraba el área de producción, y el derecho, el área de comprensión del lenguaje telepático. Quizá debería inclinarse hacía la izquierda, ya tenía mucho de derecha, de comprender, ya había escuchado demasiado, ya quería alejarse de su mundo individual. Quizá era hora de pasar de comprender a producir, a transformar, a cambiar, a unirse a ese gran estado de bienestar que la sociedad de su tiempo había alcanzado. Era hora de ser para todos, de amar y de ser amado. Entra, entra profundamente en el difuso túnel de la impotencia y lo rompe, y un grito ondulatorio y denso llega a la mente en negro de Andrés un mensaje nunca más claro “Mudo por odio, ahora hablo por amor”.

[1] Apellido encontrado en muchas comunidades indígenas actuales del sur oriente de Colombia.

 

 

Juan Merchán

Agosto 2008

Ensayo Final Cátedra Diseño Arte e Ideeología

 

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